Un venezolano que lucha por la fauna
Pastor José Alvarez es un activista en la organización Sea Shepherd
Podría decirse que desde siempre fue un aventurero, amante del mar y de los animales que habitan el planeta. Es por ello que a pocos sorprendió ver a Pastor José enrolado en un barco por aguas de Australia y África, luchando por la preservación de las especies marinas.
Y es que Pastor José Alvarez, hoy con 43 años, siempre estuvo conectado con el medio que le rodeaba, tomando los riesgos que había que tomar y sin mirar atrás.
De niño era asiduo a un hospital veterinario propiedad de un familiar, y de las olas, esas olas que surfeaba con gran destreza. Después se aficionó por las motos y ¿qué disciplina aportaba esa buena dosis de adrenalina que necesitaba? Pues, sin dudas, el motocross.
Tras graduarse en 2002 en Economía en la Universidad Santa María, comenzó a formalizar su vida, alternando su trabajo, bien con el surf, el rock y las fangosas y trabadas pistas del motocross local.
Pero no estaba satisfecho, le faltaba algo a su vida, ese ingrediente para hacerla plena y en ese momento el destino movió sus hilos, dándole un vuelco total a una rutina que por momentos le atosigaba.
A las 12;30 de la madrugada de un día de julio de 2011 recibió una llamada desde Estados Unidos, donde le informaron que a través de la red social Linkedin habían estudiado su currículum y que, si aceptaba, una empresa en Australia estaba dispuesta a hacerse de sus servicios.
"¿Australia? Es como lejos de todo, pero luego de leer un poco del país y sus costumbres, acepté el reto y el 25 de octubre de 2011 estaba en Australia, trabajando en la empresa Accenture", recuerda Alvarez.
Una de las cosas que le empujaron a tomar la decisión fue que Melbourne era catalogada la capital musical del mundo y, en este sentido -confiesa Alvarez-, podía disfrutar de otra de sus pasiones como es el rock.
Cruzada ecológica
Si bien estaba estable en su trabajo, todavía había algo que faltaba, pero todo tomó su rumbo en agosto de 2015 cuando observó una protesta de decenas de personas en Melbourne, que alzaban sus voces tras la detención en la corte de unos activistas de la organización Sea Shepherd, quienes habían actuado decididamente contra la pesca ilegal de ballenas en las Islas Faroe.
"Eso me marcó y quise participar. Envié un twitter a la organización y casi de inmediato me respondieron, diciéndome que necesitaban voluntarios y que enviara mi currículum. Les escribí que había estado en el rescate de perros tras la vaguada de Vargas y posteriormente en las inundaciones de Miranda. Y… me aceptaron".
Primero trabajó (on shore) repartiendo volantes y recabando fondos para la organización ecológica, hasta que el Crew Coordinator en Estados Unidos de Sea Shepherd lo reclutó para formar parte de una tripulación.
No lo pensó dos veces Pastor y tras pedir un préstamo al banco, con el cual cubrió por adelantado todos sus gastos por un año, renunció a su trabajo formal en Melbourne.
"A mi jefe (Volker) le pareció maravillosa la oportunidad que se me abría en Sea Shepherd y no aceptó mi renuncia. Me dijo que cuando regresara mi trabajo me estaría esperando. Y así viajé de Australia a la Gran Canaria donde estaba esperándonos el Bob Barker, un barco que venía de una larga misión y por lo tanto, estaba en precarias condiciones tras la pela (sic)".
En la Gran Canaria estuvo Alvarez y el resto de la tripulación tres meses reparando la nave, aparte de interactuando con sus compañeros a ver si el grupo era compatible.
Al principio trabajó como personal de cubierta, pintando y haciendo reparaciones menores al casco y como se desocupaba a eso de las cuatro de la tarde y el tiempo apremiaba, se puso a las órdenes del Chieff Engineer Braedon Peluso, quien al ver su disposición y talento con las herramientas lo reclutó para el cuarto de máquinas.
Y así el Bob Barker, con el venezolano Pastor José Alvarez se hizo a la mar en noviembre de 2016, rumbo a África, en una primera campaña conjuntamente con el gobierno de Liberia y que se denominó Operación Sola Stella.
La idea era patrullar las costas de Liberia e interceptar navíos que hacían pesca ilegal. Los planes más optimistas pasaban por apresar una embarcación en tres meses y el Bob Barker neutralizó a siete buques en cinco semanas.
De Liberia pasaron a Gabón, donde conjuntamente con el gobierno de esa nación africana llevaron adelante la Operación Albacore II, cuyo objetivo era impedir la pesca ilegal del atún en esas aguas.
"En ruta hacia Gabón el Bob Barker se averió y me bajé por primera vez del barco después de cinco meses de travesía. Regresé a Australia el primero de agosto de 2017. Fueron diez meses trabajando todos los días, sin descanso, pero fue una experiencia increíble", refiere el aventurero venezolano.
En tierra firme
Ya en Australia y de regreso a su trabajo formal, Pastor Alvarez es despedido, ya que su cargo no se adaptaba a las necesidades de la empresa en ese momento y es por ello que actualmente ofrece asesorías en el área económica como free lance, pero sigue vinculado a Sea Shepherd, cuya sede operacional está en Williamstown.
"Hago tours por el Steve Irwin, uno de los barcos emblemáticos de Sea Shepherd y cuando las personas me preguntan con escepticismo si he estado presente en alguna operación, tras la respuesta afirmativa cambian su actitud y me acribillan con interrogantes relacionadas con mis viajes".
Explica que luego de ver las penurias de los habitantes de África, continuamente entra en shock al observar a los australianos quejarse de nimiedades, de cosas sin mayor importancia. "Esa gente en Africa sobrevive diariamente con mendrugos y en su rostro se observa la desesperanza", asegura el primer venezolano en formar parte de una tripulación que lucha por la conservación de la fauna marina.
"Próximamente planeo alistarme en otra aventura. En mi condición de veterano tengo prioridad sobre los demás aspirantes, y hasta puedo elegir el tiempo que pasaré en la misión", finalizó Pastor José Alvarez, antes de abordar el avión que lo trasladaría de Caracas a Miami, de allí a Los Ángeles y posteriormente a Melbourne, su destino final.
Fuente: http://www.eluniversal.com/estilo-de-vida/29948/un-venezolano-que-lucha-por-la-fauna#